domingo, 6 de noviembre de 2011

No quiero ser poeta

No quiero ser poeta pero soy poeta
no soy yo quien debe dictar normas a la belleza
ni me atrevo a escribir con la conciencia en vilo.
Una voz interior es la que me habla cuando duermo
-sé que no soy yo ni puedo serlo-
pero también lo soy, a veces, en mis versos.
Tampoco es una de esas musas de la Grecia arcaica
porque su timbre es tosco y no lleno de encanto.
Podría tratarse de un parásito alter ego,
de un extraño desdoblamiento del yo fugitivo,
pero no magnificado y sublime y divino,
sino tímido, charlatán y silencioso.

No quiero ser poeta y no soy poeta,
tan sólo el producto de una imaginación errada
y mi canción se queda en el fondo de mi alma
pues no es digna de estrofarse y alabarse
y mucho menos de provocar llantos altivos;
no quiero ser poeta por eso mismo.














Imagen: Retrato de un joven (supuesto autorretrato), por Michiel Sweerts.

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