domingo, 14 de diciembre de 2014

En defensa de mi creación

Esta mañana me encontré en mi Ask.fm a un pedantillo sabelotodo criticando mis invenciones literarias y, concretamente, mi expresión y la invención de aquello a lo que yo llamo el vita fictio (algunos posts más abajo podéis leer de qué va eso). No sé cómo ese individuo habrá dado con mi Ask, puesto que desde el blog no enlazo a la página, así que supongo que habrá sido a través de Twitter. Me estoy yendo por las ramas, así que vuelvo a lo que quería decir al principio: si escribo esto es para defenderme razonadamente de las acusaciones realizadas contra mí. Sí, voy a defender lo que escribo y lo que creo.

Para empezar, me gustaría decir que acepto críticas constructivas. Es obvio que no a todo el mundo puede agradarle lo que escribo, pero no tolero que un erudito a la violeta me venga a hablar de conceptos y cosas que ya sé de sobra para así criticar- o mal criticar- lo que escribo. Este señor, abanderado de la Filología, no parece entender que la creatividad y el análisis literario son cosas distintas. Cuando uno es creador ve las cosas con otros ojos, y si pretendes ser filólogo y escribir creativamente usando mente de filólogo, mal vas, anónimo enemigo. De hecho, un profesor de la facultad al que estimo mucho, nos dijo el primer día de clase que aquellos que quisieran ser escritores salieran del aula. Yo soy escritora desde pequeña, y eso no tiene nada que ver con mis estudios filológicos. Son cosas totalmente independientes; al analizar una obra literaria no aplico los mismos filtros que cuando la estoy escribiendo. ¿Qué quiero decir con esto? Pues no digo otra cosa que la creación es libre. Si Juan Ramón Jiménez podía escribir "intelijencia" con "j", ¿por qué no puedo inventarme yo lo que me dé la real gana sin que un presuntuoso y anónimo lector me venga a soltar el tocho seguramente sacado de Wikipedia?

Por otro lado, también tengo que decir que sí reviso lo que escribo. No soy una inconsciente, sé que las cosas no salen bien a la primera y soy partidaria de leer y releer lo que se crea. En el caso de los poemas, leo varias veces los versos para ver si suenan bien, y a veces cambio o añado algo. En el caso de la prosa, lo mismo. Pongo especial atención si es una novela larga, pero, evidentemente, también reviso los textos breves, como los microrrelatos que algunas veces podéis ver en el blog. A veces, llevada por la inspiración, cometo errores. No soy perfecta, soy humana y, como todos los seres humanos, tengo defectos y fallo en multitud de ocasiones.

En tercer lugar, debo decir que jamás nadie en todos mis años de existencia me había dicho que mi expresión es lamentable. Nunca. He pasado por el colegio, el instituto y la universidad, y todos mis profesores han alabado mi expresión, clara, concisa pero al mismo tiempo capaz de decir mucho. También tengo amigos que han alabado lo que escribo, y por eso no entiendo qué lleva a este anónimo con trastorno de personalidad múltiple a decir que mi expresión provoca que sus ojos sangren. ¿Envidia? Probablemente. A lo largo de mi vida he tenido la desgracia (o la fortuna, dependiendo de cómo se mire) de conocer a muchísimos envidiosos. Con esta gente es difícil razonar, porque siempre que te critican lo hacen gritando, exponiendo argumentos sin sentido y, lo peor de todo, insultando si hace falta. Yo soy una persona pacífica, no me gusta recurrir al insulto fácil a menos que sea estrictamente necesario, y por eso me parece que los que insultan se están degradando a sí mismos como seres humanos. Sí, los humanos somos imperfectos, pero al mismo tiempo hemos sido dotados de la capacidad de razonar y de debatir respetando una serie de normas y, sobre todo, respetando al otro. No hay nada que me parezca peor que faltarle el respeto a alguien, pero si no me respetan a mí, tened claro que no respetaré a esa persona tampoco.

Y ya, para finalizar, me dirijo directamente a ese anónimo cuyo nombre, por desgracia, desconozco. Muy señor mío, me acusaba usted de tratarlo de "tío", pero, como puede ver, soy educada (mucho más que usted, me atrevería a decir). Me gustaría decirle que en sus acusaciones, además de envidia y de pedantería, lo que veo es un miedo terrible a la grandeza. Si uno no inventa, si no se sale de las normas, no puede ser grande, pues estará ciñéndose a lo que ya existe y eso le impedirá desatar su creatividad. A veces hay que cometer locuras, aunque sea creativamente. Si no, no seríamos lo que somos. ¿O acaso cree usted que Cervantes se limitó a seguir modelos anteriores para escribir El Quijote? No, claro que no. Cervantes fue un innovador precisamente porque, además de inspirarse en sus fuentes, se apartó del camino para dar lugar a la novela moderna. No es que yo me esté comparando con Cervantes, simplemente defiendo mi derecho a crear libremente lo que me apetezca, sea un tópico literario o sea un nuevo género si así lo quiero.
No hay que tenerle miedo a la grandeza. No hay que tener miedo de ser distinto creativamente, y a este respecto me gustaría traer a colación mi cita favorita del inmortal bardo inglés, el gran William Shakespeare, que dice así: "be not afraid of greatness. Some are born great, some achieve greatness and others have greatness thrust upon them." Por si usted no supiera inglés, se la traduzco como buenamente puedo: "no tengas miedo de la grandeza. Algunos nacen siendo grandes, algunos obtienen la grandeza y a otros se les impone".
Pues eso, ya sea naciendo genial o alcanzando la grandeza, no le tenga usted miedo. Piense que, en el fondo, somos sólo una mota de polvo en la infinidad de este universo nuestro, pero no por eso usted debe temerle a las estrellas. Si no, el hombre no habría llegado a la Luna.

Reciba un cordial saludo,

Clara Alcalá García.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Efímero

Cuando te encuentras en sueños con un amigo al que haces eones que no ves (y, por ende, en el que no piensas) te preguntas qué estás haciendo con tu vida.
El caso es que este encuentro no fue casual, pues se produjo en un banco, así que no puedo dejar de pensar en lo que ello significa: el dinero, las mentiras, el poder. Podría haber ocurrido en una cafetería, en un parque o en las aulas de una facultad, pero tuvo lugar en un banco.
Y entonces no puedes parar de pensar en lo inevitable: la amistad es efímera, tanto como lo es la confianza que le prestas al banco.
En ese encuentro fortuito hablabais como si tal cosa, como si el tiempo no hubiese pasado. ¿Qué significa esto? ¿Es un sueño premonitorio? No, no crees en esas cosas. Y si no puede ser eso, tampoco merece la pena que le des tantas vueltas.
Es un sueño, al fin y al cabo. Es tan efímero como la amistad, porque cuando te despiertes ni siquiera recordarás que lo habrás soñado.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Gané el NaNoWriMo 2014

Un día antes de la fecha límite y he podido completar el reto de escribir una novela de 50.000 palabras en 30 días (29 en mi caso). Jamás pensé que fuese capaz de hacerlo, pero lo he logrado. Y como premio, además de este diploma tan gracioso, me llevo el mejor premio posible: la satisfacción personal de haberlo logrado.
Ahora mismo estoy totalmente eufórica.


Y me preguntaréis, ¿qué va a pasar ahora con esta novela? Bueno, tengo que deciros que tengo intención de corregirla como es debido (tal y como está ahora está muy verde) y autopublicarla para el disfrute de los que deseen leerla. Cualquier noticia relacionada con el estado de la novela la publicaré en este blog.

¡Y tengo muy claro que el año próximo repetiré en el NaNo!

domingo, 23 de noviembre de 2014

Queda una semana de NaNoWrimo

Y comienza la cuenta atrás. Falta una semana para que termine noviembre y, con él, el National Novel Writing Month. Un mes, 30 días y una novela de 50.000 palabras.

Aunque todavía me faltan más de 10.000 palabras, quiero creer que conseguiré acabarla a tiempo si me esfuerzo lo suficiente.

En general, puedo decir que ha sido una experiencia bastante positiva para mí porque me ha obligado a escribir casi todos los días, cosa que nunca hago porque soy bastante inconstante para escribir, entre otras cosas porque me gusta ir corrigiendo lo que escribo conforme lo escribo, pero en esta ocasión me tocará esperar a terminar para empezar la dura tarea de la corrección, más difícil y menos gratificante que la de la escritura.

Queda una semana y creo que puedo conseguirlo, pero no me gusta adelantar acontecimientos.
En cualquier caso, volveré a escribir una entrada cuando haya llegado a las 50.000 palabras.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Hoy (título provisional)

Me he dado cuenta de que últimamente paso por una fase bastante negativa como poeta. No negativa en el sentido de no poder escribir (eso raras veces pasa) o de hacerlo como no me gusta, sino negativa en cuanto a emociones.
Siempre he sido muy pesimista. Hacer que yo vea la luz al final del túnel es casi más difícil que que te toque la lotería.
Y entre tanta ira, odio, tristeza y negatividad, me he dado cuenta también de que siempre hay una luz que brilla como una estrella diminuta. Esa luz está en uno mismo, no en las cosas que se viven. Y hay que descubrirla. Y entonces me percaté de que quizás yo no sea tan pesimista como siempre he pensado.
Así nace uno de los pocos poemas optimistas y esperanzadores que he escrito.


Hoy quiero quitarme la carcasa nihilista.
Hoy, por primera vez, quiero ver la luz.
Y quiero ser esperanza.
Y ya que el espacio no nos da tregua,
tendremos que implorar al tiempo que lo arregle,
que nos dé nuestras cosas,
que nos deje vivir
y soñar en las acacias.
Hoy no soy feliz pero lo intento.
E intentarlo es ya suficiente.
Porque las cosas en las que creo
nunca bastan por sí solas.
Hoy quiero gritarle al mundo
que estoy dispuesto a cambiar.
Que puedo seguir creyendo en mí
y en nadie más.
Y creo que hoy espacio y tiempo se confabulan
y me dan mi ensoñación.
Y hoy soy hipérbole de mí mismo.
Exagerado, flamígero y absurdo.
Hoy quiero volar y vuelo
más allá del universo infinito.
Porque hoy, por fin, soy esperanza,
soy optimismo, soy luz,
soy yo.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Tuiteos

Qué mala leche, el gas
qué mal gas
qué mal gas, la leche.
Qué leche, el mal gas.
Qué leche mal, el gas.
Mal gas, el que leche.
Puedo escribir un poema vanguardista con esto.
Y no es broma.
Do
It.


Mil gracias a @sayorunchan y @DonTuerto en Twitter, sin los cuales este "poema" no habría sido posible. 

sábado, 1 de noviembre de 2014

Mis "obsesiones" como escritora

Últimamente quiero publicar aquí algunos aspectos un poco más personales de mi yo escritora. Hoy me gustaría empezar con algo que creo que es común en todos los que escribimos o, mejor dicho, en todos los que creamos: se trata de mis obsesiones como autora, de esos temas recurrentes a los que siempre vuelvo pase lo que pase, sobre los que reflexiono y escribo.

Yo diría que mis obsesiones literarias y temáticas están bastante claras y son tres:

-El tiempo: el tiempo es un tema recurrente a lo largo de toda la historia de la literatura y ha sido tratado de cientos de formas diferentes; fugacidad del mismo, importancia del pasado o el futuro, viajes temporales... En mi literatura, el tiempo suele estar presente aunque no sea como centro temático de la obra. Suelo incluir un reloj o algún indicador del tiempo y, en el caso de mis poemas, aparece el tiempo en sí mismo.

-Los sueños: aunque los sueños en sí pocas veces han sido tema central de mi literatura, sí que he basado algunos relatos en sueños o pesadillas sufridos por mí o que alguien me ha contado. Además, el tema del sueño en la literatura me interesa tanto que mi trabajo de fin de carrera fue precisamente un estudio de literatura comparada sobre el tema del sueño en un par de relatos de Borges y Cortázar.

-El escritor como un dios malvado: he pensado muchísimas veces en este tema  e incluso he llegado a crear mi propio tópico literario basado en él: vita fictio, o la vida es una ficción, en el que el escritor aparece en su propia obra como un dios poco clemente y malvado con sus personajes, haciéndolos sufrir. Este tópico lo suelo encarnar a través de la metáfora del ajedrez, que es una batalla silenciosa en la que los soldados no luchan por sí mismos, sino que son controlados por los jugadores. Ejemplos de esto son el poema The Bishop o el relato El ajedrecista, que todavía estoy escribiendo.

viernes, 31 de octubre de 2014

Poemas que releo cada cierto tiempo I: "Elegía a Ramón Sijé", de Miguel Hernández

¡Hola a todos! Como hace muchísimo que no actualizo, he decidido crear un nuevo apartado en este magnífico (ejem, ejem. Vale, no) blog.
La idea se me ocurrió cuando me di cuenta de que tiendo inconscientemente a releer cada cierto tiempo algunos poemas. Puede que porque me inspiren, o porque me encanten, no lo sé, pero el caso es que de vez en cuando me acuerdo de ellos y tiendo a acercarme de nuevo como una madre atenta que echa de menos a su hijo querido.
Me gustaría iniciar esta sesión con la para mí fantástica Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández. Este es uno de esos poemas que, pese a haber leído y releído cientos de veces, me siguen emocionando cada vez como si fuese la primera. Y es que la Elegía de Hernández no es tan sólo un canto a la muerte, es sobre todo un canto a la amistad y a la esperanza.

Pocas veces se ha plasmado en literatura de forma tan hermosa el vínculo de amistad que une a dos personas. Y es que en cada estrofa, en cada verso, podemos ver cómo el poeta llama de forma cariñosa a su amigo perdido: repetidas veces lo llama compañero del alma y, si ponemos atención, descubriremos que Sijé era alguien verdaderamente importante para Hernández.

Pero lo que más me duele de la Elegía (por así decirlo) es el sufrimiento que se respira en las primeras estrofas. Casi puedo oler el dolor de Hernández cuando dice desenterrar a su amigo. Y no olvidemos esa hipérbole maravillosa: "tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento".

Y con esto termina mi divagación de esta noche de por qué siempre vuelvo a leer este poema, una y otra vez.

Espero poder volver a aportar algo de mi creación próximamente.
Un saludo.

domingo, 9 de marzo de 2014

Sin título

Aquí estoy yo
con un libro de Bukowsky bajo el brazo,
esperando para poder quejarme.

Esta puta sociedad me absorbe la creatividad.
Sí, no me dejan ser escritora.
Qué mierda.

Me pregunto cuántos
leerán mi queja
y dirán "vaya mierda de poema".

Pero no me importa.
Sólo me importan yo y mis poemas.
Y mis poemas son también yo.

martes, 4 de febrero de 2014

Haikus

Por la ventana
parece que va a llover
y yo me aburro.

***

El tiempo muere
y tras él queda solo
la nada amarga

***

El gris del cielo
marrón de hojas tristes
otoño y miedo