domingo, 6 de noviembre de 2011

Crimen y Castigo

Ayer mismo finalicé la lectura de una de las obras magnas de la literatura rusa; se trata nada más y nada menos que de Crimen y Castigo. La novela de Fiodor Dostoievsky se sitúa en plena Rusia zarista, a finales del siglo XIX y nos ofrece una detallada descripción  de la vida de las clases bajas en el San Petersburgo de aquel entonces.
El ex-estudiante de derecho Rodión Románovich Raskólnikov se ve impulsado al asesinato de una vieja usurera y su hermana con el posterior arrepentimiento y sus reiterados intentos de justificar su acción (intentos que fracasan una y otra vez, pues el asesino terminará confesando y aceptando su castigo con total sumisión). Además, la aventura psicológica de Raskólnikov se verá interrumpida en diversas ocasiones por la de una familia que vive en la total indigencia (el cabeza de familia es un funcionario alcohólico, su esposa tiene que cuidar de tres niños pequeños y sufre de tisis, y la hija mayor ejerce la prostitución).
Este ambiente de padecimientos y de miseria es el telón de fondo de la obra, en la que destaca el desarrollo psicológico de los personajes (sobre todo del principal), así como sus reflexiones por encima de la acción, que es casi nula. El espacio en el que se desarrolla la novela es también muy reducido: varios bloques de apartamentos, la plaza Sennaia  el río Nevá son los marcos fundamentales donde se mueven los personajes.

    Cartel de la película Crimen y Castigo del año 1935, adaptación cinematográfica de la novela de Dostoievsky. 

La relevancia de esta novela ha sido tanta que desde su publicación ha sido adaptada a otros medios, como son el cómic (novela gráfica) y el cine. Crimen y Castigo nos muestra las consecuencias del crimen y los límites de la libertad del ser humano, así como el ambiente en el que se desenvuelve una clase social de una época y un país concretos.
                                                  Portada del manga Crimen y Castigo, de Osamu Tezuka.
 

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