Jamás podrás lograr que tu justicia prevalezca sobre la del resto del
mundo. Ellos son mayoría y, por lo tanto, su opinión siempre será la
válida sea o no cierta.
Cada pensamiento es como una estrella en una noche despejada: podrá
haber miles, millones, pero ninguna se asemeja a las demás salvo en la
luz que emite; una luz que puede ser bastante poderosa si se usa
convenientemente.
Tú eres una de esas estrellas: un punto ínfimo en un universo enorme,
pero un punto ígneo con el poder suficiente para cambiar muchas cosas.
No conseguirás jamás que tu visión de la justicia prevalezca, pero al
menos puedes intentar convencer a otros de que es la verdadera.
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