viernes, 31 de agosto de 2012

Charles Baudelaire, aniversario de su muerte

El día 31 de agosto de 1867 moría Charles Baudelaire, poeta maldito representante del simbolismo francés y autor del famoso poemario Las flores del Mal.
Como hice el año pasado por esta misma fecha, dejo un poema en memoria del autor.

















REMORDIMIENTO PÓSTUMO

Cuando en el fondo duermas, mi bella tenebrosa,
de una tumba de mármol denegrido construida,
y ya tan sólo tengas por alcoba o guarida
una cueva lluviosa y una profunda fosa;

Cuando oprima la losa tu carne temblorosa
y tus flancos doblados con encanto tendida,
y el latir y el querer a tu pecho le impida,
Y a tus pies el correr su carrera azarosa,

La tumba, confidente de mi sueño infinito,
(porque la tumba siempre comprenderá al poeta),
en esas largas noches en que el sueño es proscrito,

Te dirá: “¿De qué os sirve, cortesana indiscreta,
lo que los muertos lloran no haber conocimiento?”
-Y te roerá el gusano como un remordimiento.

domingo, 26 de agosto de 2012

The Clock is off


The clock is off
Tic, tac, tic, tac.
Una esfera gira eternamente sobre un millar de agujas
El cuarzo cristalino del corazón late una monótona sinfonía.
Y cuando llegan las doce suena el campanario
Y retruena el silbato por toda la alcoba.
Como si fuese la llamada de Dios desde el paraíso.
Cojo, el minutero se apaga un segundo
Y duerme el tiempo que se había ralentizado.
Ahora un minuto es un siglo y un siglo son mil años.
Y respira, el viejo Cronos, con aliento estentóreo.
Tic. Tac. Tic
Y así pasan décadas de suplicio.
Viéndolo todo desde el ojo de un mecanismo roto.
Han muerto generaciones y el reloj sigue hablando.
En el silencio frío y yerto, el reloj clama al mundo.
Anuncia el fin.
Escuchadlo un segundo.

martes, 14 de agosto de 2012

Hamlet, Acto Tercero, Escena I

Ser, o no ser: ésta es la cuestión; si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con elllas, acabarlas. Morir, dormir, nada más, y con un sueño decir que acabamos el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, soñar acaso: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal. [...]

William Shakespeare. 
Pues como habréis podido adivinar, ando leyendo tragedias shakesperianas. Ahora que tengo tiempo y que agosto es un mes pesadísimo, se me ha ocurrido coger un viejo libro que había en casa y echarle un vistazo. Y claro, la primera tragedia de la selección no podía ser otra que Hamlet, quizá la obra más conocida del dramaturgo inglés si no contamos El Sueño de una Noche de Verano. 
Esa historia que todos conocemos pero que muy pocos hemos leído- y que al igual que cuando comenzamos a leer el Quijote con ese inolvidable En un lugar de la Mancha, cuando llegamos al mítico To be or not to be, un escalofrío recorre nuestro cuerpo. Es como volver a encontrarse con un antiguo amigo. 
Por cierto, con respecto a la escena, Shakespeare no indica en ningún momento que el príncipe Hamlet esté sosteniendo una calavera entre sus manos mientras declama estas palabras. Pero claro, al tratarse de una reflexión sobre la muerte, suele representarse a Hamlet de esta manera.