miércoles, 9 de diciembre de 2015

Frío

Ante el frío hay posturas diversas. Hay a quien le encanta el frío para soportarlo bajo una nevada cruel y hay quien lo adora ignorándolo desde la estufa o bajo una manta caliente. También hay quienes, sencillamente, no lo soportan; hay personas para las que el frío implica enfermedad e inmovilidad. Y hay, además, otra clase de frío: ese frío interior que nos quema por dentro, que viene de nosotros mismos y que nos impide movernos. A veces, queridos lectores, nuestras cabezas y corazones viven un invierno perpetuo. A ese frío le dedico este poema.

El frío nos destruye por dentro.
El frío congela nuestras almas
y las ciega.
El frío
es devastador y asesino.
El frío se ceba con nuestras pesadillas;
es un enemigo letal e invisible en invierno.
Paraliza mis manos justo cuando escribo en este momento.

Pero yo no lo abandonaré ni él a mí:
lucharemos en silencio
y ganará el más fuerte.
Batallad vosotros contra vuestro propio frío.
Expulsadlo de vosotros
y humilladlo.
Sed entonces libres de esos pensamientos
porque el frío nubla nuestra mente y sentidos.


Diciembre de 2015.

Paisaje Invernal, de Caspar David Friedrich

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